En esta comunicación exploramos, en perspectiva histórica reciente, la discriminación laboral y vulnerabilidad económica a la que se enfrentan los trabajadores por razones de nacionalidad, étnica o raza. La hipótesis con la que trabajamos es que estos grupos de población sufren una tasa de desempleo superior a la media general y que sus opciones laborales están dirigidas a empleos muy específicos con condiciones de trabajo muy precarias como parte de la estructura misma de la división del trabajo bajo el sistema capitalista.
El objetivo de este trabajo es conocer si efectivamente la población migrante y diferentes grupos étnicos sufren discriminación laboral y son desplazados sistemáticamente a lo que se denominan como empleos de exclusión y qué alternativas pueden diseñarse para abordar de manera efectiva este problema, que en el caso de añadir el ser mujer se agrava. Mediante una revisión crítica de la literatura sobre el tema evidenciamos la situación y las principales cuestiones que una política laboral inclusiva debe abordar. Tras ello, discutimos la evidencia encontrada y las soluciones propuestas, y por qué aquellas soluciones que caen en el terreno del mercado no son eficientes de cara a abordar efectivamente esta situación de discriminación y todo lo que ello conlleva en las diversas dimensiones de la vida. Por ello, y sirviéndonos de la experiencia histórica del Movimiento por los Derechos Civiles en EE.UU., exponemos cómo la garantía directa de un empleo en condiciones dignas es un pilar esencial para acabar con esta discriminación de facto, pudiéndose diseñar de forma que paralelamente se actúe sobre otro tipo de discriminaciones que estos grupos de población sufren integrándolos en la comunidad de manera activa interactuando con el resto de partes de la misma.
El mecanismo que se propone en este trabajo para luchar contra la discriminación laboral y, a través del empleo, permitir la integración activa y visibilidad de la diversidad en nuestras comunidades, es conocido como Trabajo Garantizado. En concreto, sugerimos un diseño muy específico de los programas de garantía de empleo localizado en empleos de proximidad para ser integrados en la la red de relaciones sociales potencial de estos grupos de población, enfocados a servicios a la comunidad de pertenencia como un espacio idóneo para negociar esta diversidad y dirigirla hacia una convivencia e integración efectiva.
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Rodrigo Pousa Dieguez
Comentó el 22/05/2021 a las 11:28:16
Estimados Esteban, José y Francisco felicitaciones por vuestra ponencia. El planteamiento me parece de lo más interesante. Y vuestra hipótesis bien refutada.
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Esteban Cruz Hidalgo
Comentó el 22/05/2021 a las 11:59:49
Gracias por tu comentario Rodrigo. Saludos
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Sandra Olivero Guidobono
Comentó el 21/05/2021 a las 17:21:26
Muy interesante el aporte desde la contemporaneidad. Pensamos en términos de dicotomías: inclusión-exclusión. Es indudable la existencia de marginalidad y la discriminación. Interesante el empleo de las tres variables: nacionalidad, raza y etnia. ¿Consideran que las identidades se tornan difusas, confusas, alterables en función de variables económicas y laborales? Gracias.
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Esteban Cruz Hidalgo
Comentó el 21/05/2021 a las 19:57:55
Hola Sandra, gracias por tu comentario. No consideramos que se tornen difusas. El empleo no crea una identidad, pero la exclusión económica y social sí crea islotes de incomprensión y oposición entre identidades. Eliminando esta lucha ante la "escasez" de puestos de trabajos que sugiere un enfoque neoliberal, e integrando efectivamente a los diferentes grupos de población en función de la condición que sea, se ofrece no solo una vía para romper con ese círculo vicioso, sino que esa oposición y lucha ante la escasez se transforma al ofrecer un lugar de negociación de la diversidad y de reclamación del espacio público que se va a construir, hombro con hombro, y en convivencia. Saludos.
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Covadonga Ordoñez García
Comentó el 21/05/2021 a las 12:12:53
Muy interesante vuestra propuesta, me gustaría conocer que elementos de medición de la discriminación habéis utilizado y qué fuentes habéis conseguido con la "desagregación étnica" de los datos.
Muchas gracias y una saludo!
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Esteban Cruz Hidalgo
Comentó el 21/05/2021 a las 20:04:32
Hola Covadonga, gracias por tu comentario y tu pregunta. Los datos los tienes en el INE. Saludos
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Enrique Fernández Vilas
Comentó el 20/05/2021 a las 15:30:27
Estimados,
En primer lugar, enhorabuena por su trabajo y la comunicación. Mi pregunta iría en la siguiente línea:
¿Qué consideraciones se deberían tener dada la asimetría de inmigración según CCAA?
Gracias y un saludo.
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Esteban Cruz Hidalgo
Comentó el 20/05/2021 a las 22:51:58
Hola Enrique, gracias por tu comentario y tu pregunta. Pues, dado que los programas de empleo de último recurso son diseñados de abajo hacia arriba, podrían planificarse de cara a incidir en aspectos de integración en aquellas comunidades donde la inmigración sea superior, e incluso desde arriba incidir en establecer un ratio por proyecto específico para promover la diversidad en la propia participación de los desempleados en los programas y su colaboración. Saludos
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José Francisco Rangel Preciado
Comentó el 21/05/2021 a las 22:03:42
Muchas gracias por el comentario Enrique, como ya te ha comentado mi compañero Esteban se hace referencia a una planificación de lo local a lo global por lo que se considera de partida la asimetría de integración según cada comunidad autónoma.
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Carmen laura Paz Reverol
Comentó el 20/05/2021 a las 11:34:29
Estimados ponentes, en primer lugar, felicidades por este trabajo, no me queda claro en qué consiste el empleo de último recurso? Quisiera que me dieran ejemplos. Mi experiencia con una Asocación intercultural que atiende a ciudadanía extranjera en la localidad donde vivo, es que hay una gran parte de esta población vulnerable que no dispone de documento como NIE, ni permisos de trabajo, así como no dispone de formación no homologada en el país. Ciertamente, he visto de cerca los grandes esfuerzos de la ONG como Cruz Roja, Caritas en ofrecer una formación que permita a las personas vulnerables acceder a un trabajo digno. También el poder acceder a prácticas remuneradas como colectivo en riesgo de exclusión social, por lo que he visto aquí en Andalucía. ¿Cómo integrar un enfoque de etnicidad que no permita una exclusión ni discriminación? ¿Cómo evitar que los nacionales no se aprovechen de la situación de vulnerabilidad y a pesar de disponer de documentos y permisos laborales, aún cumpliendo con todos los requisitos, sólo están interesados en ofrecer el llamado trabajo "en negro"?
¿Cómo probar efectivamente que hay discriminación, a veces es tan sutil que ni el mismo discriminado/a no se da cuenta de que esté pasando por esta situación? Por ejemplo, cuando te postulas a un trabajo, algunas páginas te dicen con cuantas personas estas concursando? pero hay otras que te ofrecen información hasta un punto y luego ya te descartan.
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Esteban Cruz Hidalgo
Comentó el 20/05/2021 a las 23:08:46
Hola Carmen, gracias por tu comentario y tus preguntas. El empleo de último recurso consiste en establecer un estabilizador automático adicional en la economía basado en el empleo que opera de la forma opuesta a como funciona hoy la gestión de la macroeconomía. En lugar de usar el desempleo, se usa un stock de empleo de transición que sustituye al salario mínimo profesional, siendo de facto un suelo al resto de precios y para la caída de la demanda agregada. Ejemplos "puros" no hay, lamentablemente en el sistema capitalista el desempleo es una herramienta disciplinadora de la clase obrera esencial y tiene aspectos políticos importantes de cara a la distribución, pero hay casos de los que se puede aprender como el New Deal en Estados Unidos durante la Gran Depresión o el programa Jefes y Jefas del Hogar en Argentina en 2002.
No se trata de formación adicional. La formación es importante pero no crea empleos. Sí lo crea incrementar el gasto total en la Economía, algo que solo pueden hacer los Estados como monopolistas de aquello que se busca a cambio de trabajo: ingresos monetarios. Y que buscan también los capitalistas con sus procesos productivos. Si hay 95 huesos y 100 perros, siempre van a quedar 5 perros sin hueso. Aunque cojas a esos 5 que se quedan sin huesos y los entrenes, lo que conseguirás es que la siguiente vez otros 5 perros diferentes sean los perjudicados. En definitiva, es reorganizar la cola del paro.
El empleo de último recurso se puede diseñar, primero, estableciendo la participación de la comunidad en los programas movilizando la mano de obra a las preocupaciones locales, promoviendo la negociación de los espacios públicos. Pero también desde arriba, planificando los programas estableciendo un ratio de participación por etnia/raza donde el propio entorno de trabajo sea un lugar de integración y negociación de la diversidad y colaboración. El empleo de último recurso no opone la mano de obra "nacional" a la mano de obra de otras etnias, países o razas, como sí hace el mercado laboral privado con su "escasez" de puestos de trabajo. Los empresarios "nacionales" no pueden aprovecharse de la vulnerabilidad de estos grupos de población porque tienen la alternativa de trabajar siempre en estos empleos de último recurso. No aceptarían un trabajo en el sector privado con condiciones peores, los empleadores se verían obligados a respetar sus derechos y, en caso de querer disponer de ellos, ofrecerles unas condiciones superiores al mínimo de la garantía de empleo estatal. Con esto, como ves, afloraría mucho trabajo "en negro" a la economía formal.
Saludos
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