La educación inclusiva se ha convertido en punto central de las políticas educativas en Colombia, a partir de las cuales, el Ministerio de educación Nacional establece lineamientos que orientan las acciones de los Establecimientos Educativos hacia la posibilidad de proveer condiciones de accesibilidad y experiencias de aprendizaje significativas para los diferentes sujetos educativos, independientemente de las particularidades personales, sociales o culturales.
Uno de los documentos institucionales que se ha visto influido por las transiciones y apuestas del gobierno frente a la Educación Inclusiva, es el Manual de Convivencia, el cual, a partir de la Ley 1620 y su Decreto 1965 debió asumir transformaciones que se distanciaban claramente de su forma tradicional de elaboración y contenido. Dentro de las más relevantes, está la definición de estrategias alternativas para fortalecer la convivencia y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos que respeten la diversidad, permitan resolver los conflictos de manera pacífica y que consideren el error como una oportunidad pedagógica para el aprendizaje.
Por ello, el presente ejercicio de investigación de tipo documental centró su interés en analizar en el discurso de cinco (5) manuales de convivencia las expresiones de formas de gobierno en relación con las características de la educación inclusiva; esto en el marco del Proyecto de Investigación Sistema de acompañamiento y apoyo en Inclusión y Diversidad (SAPID). La gubernamentalidad aquí entendida como la conducción de acciones entre los sujetos, se ve representada en dos formas de gobierno: Disciplinario y Neoliberal. Desde una metodología cualitativa, se ubica en la perspectiva discursiva de la investigación, desde donde se pretendió analizar la forma como los sujetos son gobernados a través de distintas prácticas discursivas, para lo cual, se empleó como instrumento de recolección la revisión y matriz documentales.
La investigación permitió reconocer que las características de la educación inclusiva más evidentes en los documentos institucionales son la diversidad y la participación, ambas con expresiones más claras desde una forma de gobierno disciplinaria. Las prescripciones sobre participación evidencian aspectos que regulan las acciones del cuerpo, en cuanto a las reglas de higiene personal y condiciones (como el desempeño académico) que posibilitan o no la participación. Referente a la diversidad, los E.E proponen pautas de presentación personal a través de técnicas de gobierno como el uniforme y expresiones que disciplinan la sexualidad, puesto que se sitúa como falta y/o prohibición. Un hallazgo importante es la extensión de las formas de gobierno a la familia. Aunque el establecimiento de políticas nacionales alrededor de la educación inclusiva tiene una tendencia Neoliberal, las expresiones y prácticas discursivas en los E.E refieren una forma de gobierno disciplinaria.
Palabras clave
Ponencia Online
Documentación de apoyo a la presentación ONLINE de la ponencia
Flavio Muñoz Troncoso
Comentó el 22/05/2021 a las 05:26:48
Estimada María Fernanda,
Felicitaciones por tu excelente comunicación.
Entiendo entonces que estaríamos, tal como lo refiere el profesor chileno Abraham Magendzo, frente a dos paradigmas antagónicos: Control-Sanción versus Formación.
¿Crees que es posible cumplir al mismo tiempo con las prácticas de gobierno disciplinaria y lo inclusivo-formativo? ¿Sería más relevante que los manuales de convivencia estén centrados en un enfoque puramente formativo?
Responder
Maria Fernanda Vargas Salazar
Comentó el 31/05/2021 a las 15:27:47
Un saludo Flavio, gracias por tus comentarios.
Respecto a tu pregunta, creo que la escuela debe fundamentar todas sus acciones y procesos en un enfoque formativo-inclusivo, que permita reconocer que todos los sujetos que se encuentran en ese contexto tienen características que los diferencian, a través de las cuales se puede aportar y construir.
Los manuales de convivencia al ser documentos institucionales que establecen las reglas, normas y formas de accionar en el contexto educativo especifico, no deberían centrarse en cómo llevas puesto el uniforme, las uñas o el pelo; ni en la búsqueda de una homogenización de los niños, niñas y adolescentes. Deberían promulgar acciones, reglas y normas que permitan reconocer la diferencia, que promuevan el respeto por el otro y lo otro y que generen herramientas para una convivencia escolar en el marco de la educación inclusiva, sin etiquetas.
La discusión en ese sentido, no deberia centrarse en como llevas puesto el uniforme, las uñas o el pelo, porque la forma no te hace más o menos persona. Lo realmente importante es que la escuela no solamente te permita estar allí (igualdad de oportunidades), sino que desde la concepción de equidad te haga participe de las dinámicas del contexto y si fuese pertinente se ajuste para posibilitarte la formación.
Responder