CÓD.S07-22 ONLINE

“Identidad relacional” y exclusión de la mano de Almudena Hernando

Introducción

Desde una perspectiva histórico-filosófica, Almudena Hernando (1959) propone en su texto La fantasía de la individualidad: la construcción sociohistórica del sujeto moderno (2012) un modelo de comprensión de la configuración de la identidad en el que el acceso a y la relación con el poder juega un papel absolutamente central. A partir del análisis histórico-social desde las sociedades prehistóricas hasta la Modernidad, Hernando encuentra que la institución social de uno u otro de los dos grandes paradigmas identitarios propuestos por anteriores antropólogos – la identidad relacional y la individualizada – responde a una pauta general: el grado de control y capacidad para explicar los fenómenos del mundo, lo que en determinado momento histórico marca la diferenciación de género e introduce condiciones de desigualdad y exclusión.  Así, en el marco de los estudios sobre la identidad destacan dos grandes posturas: (1) aquella que defiende que la experiencia de uno mismo como algo separado del resto es común a la naturaleza humana; y (2) aquella que defiende que han existido históricamente dos formas diferentes de identidad: la típicamente moderna occidental, individualizada, y la no moderna y no individual – colectiva o relacional – (Hernando, 111)

Discusión

Antropólogos como Philip Descola o Viveiros de Castro habrían resaltado cómo esto supone una ontología diferente a la occidental (una estructuración continuista de lo real, en lugar de discontinuista) que tendría como consecuencia, entre otras cosas, la no oposición o dicotomía entre naturaleza y cultura – dicotomía que, a su vez, ha sido generadora de exclusiones por raza: cabe destacar la figura del bárbaro – del inmigrante, del Otro – como falto de cultura, como naturalmente más cercano al estado de naturaleza -. Estos estudios, sin embargo, no han tenido demasiado en cuenta la cuestión del género en sus análisis, como si la construcción de la identidad humana (de qué sea lo humano) pudiera desprenderse del conjunto de opresiones, violencias y exclusiones relacionadas con cuestiones como el género y la raza. Hernando, sin embargo, atiende a tal cuestión y mantiene que, en determinado momento histórico, la identidad relacional (que es, como la individualizada, un conjunto de disposiciones que uno despliega o actúa según qué contextos) empieza a ser generalmente ejecutada por cuerpos de anatomía femenina, hasta que “identidad relacional” y “mujer” terminan por hacerse equivalentes.

 

Objetivos y conclusión

(1) Recorrer las líneas generales de la propuesta de Hernando, insertándola en el marco de los estudios feministas, para desde ahí (2) revisar críticamente las conclusiones fundamentales de la antropología de Descola teniendo en cuenta el género como mecanismo de exclusión central en la configuración de lo real. Todo ello tendrá como fin mostrar que, en conclusión, la exclusión del género femenino ha estado históricamente conectada al rechazo moderno a una ontología de corte relacional y continuista presente en muchas otras culturas indígenas, precisamente en la medida en que la “identidad relacional” (típicamente femenina en la Modernidad occidental) formaría parte de tal ontología.

Palabras clave

Continuismo Genero Identidad Relación

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Preguntas y comentarios al autor/es

Hay 7 comentarios en esta ponencia

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      Miguel Mandujano Estrada

      Comentó el 21/05/2021 a las 13:38:02

      Muchas gracias por la presentación; no conocía a Almudena Hernando y me ha parecido muy interesante, en la línea de autores y autoras que en las últimas décadas han insistido en formas otras de construcción de sociedades o subjetividades. Además, aunque no es mi área de especialidad, veo la originalidad de tu propuesta, estableciendo ese diálogo entre Hernando y Descola.
      Una primera pregunta, totalmente ignorante, sería si la conclusión de Hernando, en cuanto que establece el género en el centro de una forma de identidad relacional, es radical o si por el contrario, está abierta al reconocimiento de alguna otra distinción, es decir, si está abierta en alguna medida a alguna combinación interseccional. Siendo una autora contemporánea sería muy significativo si hubiera o no esta apertura. Por otro lado, en tu propia propuesta, de Hernando a Descola, y en la caracterización de una identidad no solo relacional sino continuista, hay una clara intención de ampliar la perspectiva, ¿esto se debe a que la noción de Hernando tiende a ser hermética?
      Te he dado una respuesta a tu comentario a mi propia ponencia; me interesará leer a Hernando y tu propio trabajo en el libro del congreso, ya que creo que podría haber un punto en común entre las nociones de identidad y lo que en mi trabajo llamé con Chela Sandoval "conciencia".

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        Elena Yrigoyen Carpintero

        Comentó el 21/05/2021 a las 16:05:36

        Hola Miguel,

        Muchísimas gracias por tu comentario y tus preguntas. En cuanto a la primera que lanzas, aunque Hernando está más centrada e interesada en la cuestión del género y las causas históricas del nacimiento del patriarcado, establece una relación fundamental entre identidad y conciencia de poder (o de intervención en la dirección de la propia vida y la de los otros). En ese sentido, la identidad relacional podría englobar múltiples causas de opresión, subordinación o falta de poder, como la raza, la orientación sexual y quizá la clase social; así, por ejemplo, una mujer negra y de clase trabajadora tenderá a desarrollar una identidad relacional enfatizando aquella "hebra" que genere mayor impotencia dependiendo del contexto. En contextos donde el mayor factor de opresión sea la raza, por ejemplo, será esta la que provoque el despliegue de la identidad relacional.

        En cuanto a tu segunda pregunta, quise poner en contacto a Hernando y Descola no tanto porque la propuesta de la primera me resultara hermética, sino porque me parecía que carecía de un marco más amplio que explicara cómo no podemos pensar la identidad personal (cómo nos concebimos a nosotros mismos) sin pensar en cómo concebimos los fenómenos o entidades a nuestro alrededor - lo que efectivamente va siempre mucho más allá de cada uno -. Por otra parte, el planteamiento de Descola dejaba de lado la cuestión del género y, en ultima instancia, la cuestión del reparto de poder en toda comunidad, a la hora de entender cómo una forma de estructuración de lo real se instituye o sedimenta.

        Leeré también tu trabajo en el libro que salga del Congreso; también creo que puede darse un diálogo muy fructífero entre nuestras ponencias.

        Gracias de nuevo.

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      Jorge Hardisson Martín

      Comentó el 21/05/2021 a las 12:01:33

      Hola Elena,
      Felicidades por tu excelente exposición. Se me ocurren varias reflexiones de tu ponencia, ¿cómo piensas que se relaciona la identidad individualizada predominante en la modernidad con las identidades colectivas fuertes que muchos autores reconocen en la misma época? ¿Podría haber una lógica retroalimentación entre las grandes verdades de la modernidad y esas ideologías que prometían el fin de la historia con la identidad individualizada, al proponer las primeras ideas ideas cerradas sobre el individuo?
      Por otra parte, Innenarity sugiere que tanto antes de la modernidad como en la actualidad, frente a la modernidad, las identificaciones han sido más fluidas, que dejaban espacio para la vida de lo que él llama inidentidades, lo que cuestiona la perfección identitaria del individuo, ¿Piensas que la fluidez de la que habla Bauman podría estar en relación de alguna forma con la identidad relacional ya sea que surgimientos de esta a partir de colectivos feministas, indigenistas, etc hayan facilitado una extensión de esta lógica a otras esferas sociales o que una liquidización de lo social haya permitido que estas "colectividades relacionales" cobren más relevancia? Un saludo y muchas gracias!

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        Elena Yrigoyen Carpintero

        Comentó el 21/05/2021 a las 17:01:10

        Hola Miguel,

        Muchísimas gracias por tu comentario y tus preguntas. En cuanto a la primera, diría que en la medida en que tanto la identidad individualizada como relacional son bloques de disposiciones a desplegar que en la Modernidad conviven al interior de cada persona, las identidades colectivas nacerían de una sensación de impotencia ante una fuerza de opresión o subordinación: opresión a la clase obrera, por ejemplo. Eso no implicaría olvidar que cada uno de los hombres que, frente a un contexto de opresión de clase, se conciben colectivamente, frente a otro contexto (por ejemplo, el familiar) se conciban de manera individualizada.

        En cuanto a la segunda pregunta, pienso que la relación entre el discurso normativo de la Modernidad (dejando fuera a Nietzsche, Freud y Marx, a los que consideraría una contramodernidad al interior de la Modernidad) y la identidad individualizada es bastante importante: es precisamente ese excesivo concebirse con poder de intervención o dominio del entorno y los otros lo que da lugar a ese tipo de identidad, la individualizada. El problema está en el exceso y el olvido de la necesidad de concebirnos relacionalmente en muchos más contextos de los que habríamos creído.

        Esto me gustaría conectarlo con tu última pregunta acerca de Bauman; no sé si conectaría directamente la idea de identidad fluida con la relacional porque en la primera hay un fuerte peso - por lo que conozco - de los conceptos de inestabilidad, fragmentación, transformación, pérdida de anclaje debido a los cambios socioeconómicos propios del capitalismo tardío que habrían dado al traste, entre otras cosas, con el proyecto moderno de progreso y bienestar social. El concepto de identidad relacional, sin embargo, se conecta con saberse contingente y necesariamente dependiente de los otros; ello no tiene por qué conllevar inestabilidad y cambio constante. La solidez provendría de los lazos con los otros. Hernando aboga por un (difícil) equilibrio entre ambas formas de identidad, en la medida en que cierto grado de individualización es enriquecedor, y sobre todo defiende la necesidad de percatarnos de nuestra finitud y limitación. Precisamente, si aceptamos la hipótesis de Bauman y defendemos la fluidez de nuestros tiempos, creo que una solución provendría de visibilizar una y otra vez los contextos en los que somos más vulnerables y necesitamos colectividad para frenar el ritmo de estos tiempos: el contexto laboral y el contexto de la crisis climática.

        Muchas gracias de nuevo, Jorge.

        Un saludo.

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      José Carlos Sánchez-López

      Comentó el 20/05/2021 a las 17:19:16

      Hola Elena.
      En primer lugar, enhorabuena por tu presentación y muchas gracias por acercarnos un tema tan interesante. Me ha gustado mucho.
      Realmente tengo bastantes preguntas, pero sólo propondré la que creo principal. En cuanto a la definición/formulación relacional de la identidad: ¿no presupone en última instancia la desaparición misma de lo que hasta ahora hemos llamado "identidad"? Al fin y al cabo ésta se refiere a un "ego", un punto último que en algún aspecto permanece invariable (que remite a una esencia fija), pero si la hacemos depender absolutamente de cómo nos interpreta/concibe el otro y, además, incorporamos una dimensión en la que también interviene la "mirada" externa de la naturaleza para la configuración del sujeto, creo que no sólo se pierde la "individualidad" o se crea un "sujeto poroso", sino que el sujeto es radicalmente "vaporoso" puesto que no dispondrá de ninguna base fija en la que reconocerse, puesto que el "yo" dependerá de la constantemente cambiante mirada del "tú", que en un mundo social es un "otro" (que, a su vez, tampoco posee realmente un reconocimiento propio).
      Este tema es complejo y la cuestión que me surge quizá es un poco peculiar. Espero haberme explicado decentemente. De nuevo, muchas gracias por la presentación.
      Un saludo.

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        Elena Yrigoyen Carpintero

        Comentó el 21/05/2021 a las 17:46:35

        Hola José,

        Muchísimas gracias por tu comentario y tus preguntas. Efectivamente apuntas a una de las cuestiones que más me interesaron cuando empecé a leer antropólogos como los que menciono en el vídeo, porque de sus estudios de campo concluían la existencia de comunidades en las que a los miembros les resultaba verdaderamente imposible concebirse como individuos, más allá de las relaciones que establecían con los otros. La idea es que el "punto fijo" al que apelas es el resultado de las relaciones que se mantienen con los otros, en lugar del punto de partida; el concepto de relación es primario, mientras que el de identidad es derivado. Es decir, no es tanto que mi identidad dependa de las interpretaciones de los otros sobre mí, sino de mi lugar en un entramado que me precede. Tal entramado de relaciones - "soy hija de, madre de, hermana de, pareja de, etc" no tiene por qué ser más inestable, que la idea de mi yo como algo cuya estabilidad dependa de un proceso de autofundamentación al estilo cartesiano o husserliano - proceso que ha mostrado ser enormemente problemático e incluso imposible -. En cualquier caso, es un tema muy complejo. Espero haber aportado algo de claridad con este comentario.

        Muchas gracias de nuevo, José.

        Un saludo.

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