Introducción. Desde los años 90 existe un acuerdo básico en la literatura académica sobre los movimientos sociales que los define cómo redes informales que se movilizan sobre temas conflictivos, mediante el uso de formas de protesta. Destacando, sobre todo, que están basados en creencias compartidas y solidaridad.
Objetivos. Sobre esta base, se presentan los primeros resultados de un estudio sobre las identidades colectivas antimilitaristas en España desde el siglo XIX hasta la actualidad.
Metodología. Esta labor se realiza desde la intersección entre la historia y la sociología, mediante la compilación de fuentes documentales de diferentes movilizaciones que se analizan a través de sus marcos interpretativos.
Discusión. Los movimientos sociales tienen tres características clave: solidaridad, que explica la pertenencia a un grupo informal que provee de identidad; involucramiento en un conflicto, que implica la definición de unos antagonistas; y cuestionamiento —reivindicación, protesta— de los límites del sistema. En este sentido, para que la acción colectiva sea posible, y para garantizar su continuidad y permanencia, incluso en fases de “latencia”, es imprescindible que los individuos y grupos delimiten algún tipo de identidad que les permita accionar junto con otros y definir las relaciones en conflicto. Esta identidad tiene tres dimensiones: conlleva definiciones cognitivas de los fines, medios, y del campo de la acción; la red de relaciones entre los actores que interactúan; y cierto grado de inversión emocional que posibilita “sentirse parte”.
Resultados. El movimiento antimilitarista ha construido, desde la transición, una definida identidad colectiva: un movimiento político, de estrategia no institucional y no-violenta, opuesto a una de las instituciones modernas básicas, el servicio militar obligatorio y al Ejército, con una concepción de la democracia asamblearia y alternativa. Combina, en este sentido, una identidad “pacifista” y “antimilitarista”. Pero esto no fue siempre así. La investigación muestra la evolución desde el rechazo inicial al servicio militar, al Ejército y al militarismo de demócratas y republicanos y de las organizaciones obreras, desde la I República, pasando por los conflictos de Melilla (1893), Cuba (1895-1898), la Semana trágica de Barcelona (1909), cuando las “viejas” formas de reivindicación “reactivas” se solapan con las “nuevas” demandas populares de ámbito nacional, la I Guerra Mundial (1914-1918) y el Desastre de Annual (1921), a partir de los cuales ya no es una actitud de sectores minoritarios, y se genera la identidad de “warresisters”; y el surgimiento del movimiento organizado con identidad propia, en la II República.
Conclusiones. El trabajo muestra cómo las identidades colectivas antimilitaristas se construyen y resignifican a través de la historia, a medida que las sociedades y los conflictos (guerras civiles, coloniales, intervenciones militares en el Estado, etc.) cambian. Estas identidades evolución desde otros movimientos como el obrero, con una identidad parcial antibelicista y/o antimilitarista (pero no necesariamente pacifista), hacia un antimilitarismo similar al actual, en cuya identidad se incluyen como valores centrales los propios medios (desobediencia civil, no-violencia) y su coherencia con los fines, hasta el punto en que dichos recursos, como la insumisión, se convierten en sus objetivos, en la propia identidad del movimiento.
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Juli Antoni Aguado Hernández
Comentó el 21/05/2021 a las 10:36:07
Muchas gracias por sus comentarios Francisco José.
En efecto, según el Informe gubernamental encargado por el ministro de la Guerra al general Juan Picasso (Expediente Picasso) murieron 13.363 hombres (10.973 españoles y 2.390 indígenas), por sólo 1.000 rifeños. Aunque existe un baile de números al respecto, en la literatura académica nadie duda de la cifra de más de 8.000 vidas perdidas.
Tras la derrota de 1921, se populariza el malestar por las pérdidas de miles de vidas de jóvenes en un matadero absurdo. Es cierto que, en comparación con el movimiento insurreccional y la huelga general del 26 de julio de 1909, la Semana Trágica de Barcelona y la derrota del Barranco del Lobo, las movilizaciones han sido consideradas débiles, fraccionadas, desunidas y disgregadas. Pese a ello, la emergencia de la crítica social en Europa tras la Revolución Rusa, por la que las masas populares reclaman participar en la vida política, se manifiesta en España a través de la contestación social que exige responsabilidades por el desastre de Annual. Estas protestas intensifican el antimilitarismo existente, que deja de ser una actitud de sindicatos o grupos políticos minoritarios radicalizados, y republicanos y socialistas, junto con los padres de los soldados, así como los partidos liberales o reformistas, agrupaciones profesionales, la UGT, o la “prensa burguesa”, se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos cuanto antes como la mejor opción para España.
De hecho, esta catástrofe ha sido considerada el principal problema político español del momento, de forma equivalente a Indochina y Argelia para Francia o Vietnam para EE.UU. con relación a la mentalidad de las instituciones militares, la redefinición de la política colonial y en el cambio de régimen. Por consiguiente, puede afirmarse que es la principal causa de la caída del régimen parlamentario de la Restauración, vigente desde la Constitución de 1876, con cierto paralelismo entre lo acaecido tras la Gran Guerra en Europa y lo acontecido en España en el cuestionamiento de sus sistemas parlamentarios de las oligarquías liberales. En este sentido, es uno de los principales desencadenantes del golpe de Estado primoriverista en 1923 y de la caída de la Monarquía de Alfonso XIII en 1931.
Atentamente.
Responder
Francisco José Tejada Hernández
Comentó el 21/05/2021 a las 17:23:10
Muchas gracias por su respuesta extensa, motivada y clarificadora. Sin duda leeré el Capítulo de esta interesantisima aportación.
Un cordial saludo.
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Francisco José Tejada Hernández
Comentó el 21/05/2021 a las 05:39:02
Una precisión, antes he hablado de la redención a metálico, pero ésta había sido sustituída por el sistema del soldado de cuota vigente en los episodios de Annual, que, tras el pago de la cantidad de dinero, en cualquier caso, elevada para la mayoría de las familias, recortaba considerablemente la duración del Servicio militar. La redencion a metálico o la posibilidad de zafarse del servicio militar y ser enviado a África sí que estuvo vigente cuando acaecieron los sucesos del "Barranco del lobo", en el mes de julio de 1909.
Solo aclarar el lapsus.
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Juli Antoni Aguado Hernández
Comentó el 21/05/2021 a las 10:36:46
Gracias por la precisión.
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Francisco José Tejada Hernández
Comentó el 21/05/2021 a las 05:07:32
Felicidades por esta ponencia. que me ha recordado que en el próximo mes de julio se cumplirá el centenario de los nefastos hechos de Annual. Quizá, el gran desastre militar de la Historia reciente de España.
Como Ud. sabe, tras el 98, España retomaba una aventura colonial en Marruecos auspiciada por Francia, que prefirió a España antes que a Gran Bretaña al otro lado del Estrecho de Gibraltar.
De nuevo fueron protagonistas y víctimas –como en Cuba y en Filipinas– aquellos soldados de las clases humildes. Aquellos quienes no podían hacer frente al pago de la llamada “redención a metálico” no pudieron, por tanto, zafarse de la crudelísima guerra contra los rifeños de Abd-el-Krim. Una guerra que se cobró incluso la vida del General Fernández Silvestre, Comandante general de Melilla y héroe de Cuba, llegando los rifeños prácticamente a las puertas de Melilla, tras la carnicería de Monte Arruit.
Las cifras de caídos entre el 21 de julio y el 9 de agosto de 1921, entre españoles y tropas auxiliares, son elocuentes, sobre unos 13.500 hombres muertos a manos de los rifeños.
¿Estos acontecimientos funestos del año 1921 podrían haber estado en la base del destronamiento de Alfonso XIII, diez años después, habida cuenta de lo demoledor que resultó el llamado Informe Picasso?
Muchas gracias, y reitero la felicitación por esta brillante ponencia
Atentamente
Francisco J. Tejada Hernández
Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla
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Juli Antoni Aguado Hernández
Comentó el 21/05/2021 a las 10:37:03
Muchas gracias por sus comentarios Francisco José.
En efecto, según el Informe gubernamental encargado por el ministro de la Guerra al general Juan Picasso (Expediente Picasso) murieron 13.363 hombres (10.973 españoles y 2.390 indígenas), por sólo 1.000 rifeños. Aunque existe un baile de números al respecto, en la literatura académica nadie duda de la cifra de más de 8.000 vidas perdidas.
Tras la derrota de 1921, se populariza el malestar por las pérdidas de miles de vidas de jóvenes en un matadero absurdo. Es cierto que, en comparación con el movimiento insurreccional y la huelga general del 26 de julio de 1909, la Semana Trágica de Barcelona y la derrota del Barranco del Lobo, las movilizaciones han sido consideradas débiles, fraccionadas, desunidas y disgregadas. Pese a ello, la emergencia de la crítica social en Europa tras la Revolución Rusa, por la que las masas populares reclaman participar en la vida política, se manifiesta en España a través de la contestación social que exige responsabilidades por el desastre de Annual. Estas protestas intensifican el antimilitarismo existente, que deja de ser una actitud de sindicatos o grupos políticos minoritarios radicalizados, y republicanos y socialistas, junto con los padres de los soldados, así como los partidos liberales o reformistas, agrupaciones profesionales, la UGT, o la “prensa burguesa”, se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos cuanto antes como la mejor opción para España.
De hecho, esta catástrofe ha sido considerada el principal problema político español del momento, de forma equivalente a Indochina y Argelia para Francia o Vietnam para EE.UU. con relación a la mentalidad de las instituciones militares, la redefinición de la política colonial y en el cambio de régimen. Por consiguiente, puede afirmarse que es la principal causa de la caída del régimen parlamentario de la Restauración, vigente desde la Constitución de 1876, con cierto paralelismo entre lo acaecido tras la Gran Guerra en Europa y lo acontecido en España en el cuestionamiento de sus sistemas parlamentarios de las oligarquías liberales. En este sentido, es uno de los principales desencadenantes del golpe de Estado primoriverista en 1923 y de la caída de la Monarquía de Alfonso XIII en 1931.
Atentamente.
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