¿Qué implica tener un hijo? La transformación generacional de la imagen de ser madre y padre en la España actual

En las últimas décadas se ha asistido en España a un incremento de las tasas de empleo femenino y a una expansión de los valores igualitarios. Estudios previos han demostrado a nivel internacional cómo existe una “penalización de la maternidad”, es decir, las mujeres que tienen hijos pequeños tienen mayores dificultades para estar empleadas. Parte de la explicación a este fenómeno social se encuentra en el desigual reparto de los cuidados de menores entre los progenitores. Las reivindicaciones para que exista una mayor corresponsabilidad entre padres y madres se ven dificultadas por un clima normativo que apoya unos roles de género diferenciados en el ámbito familiar. Estas normas sociales influyen en la propia autopercepción que tienen los padres y madres y en las decisiones que toman a la hora de repartir el tiempo remunerado y no remunerado.

El primer objetivo de este trabajo es mostrar cómo la población percibe que aún persisten imágenes sociales diferenciadas sobre la maternidad y la paternidad. El segundo objetivo es analizar las diferencias que existen entre las generaciones más jóvenes, crecidas en un entorno de valores más igualitarios, y las generaciones más ancianas, que crecieron en un contexto donde existía una clara división en los roles de padres y madres. Para ello, se analiza la Encuesta Social General Española (2018), que elaboró el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Se trata de una muestra representativa de la población mayor de 18 años (n: 5.465).

Mediante una serie de análisis descriptivos, se demuestra que, de un listado de ocho actividades, el rol de proveedor de recursos económicos está más asociado a la imagen del padre, mientras que la imagen de la madre se asocia a actividades más rutinarias (como cocinar y encargarse de la higiene) y de cuidar a los hijos cuando están enfermos. Los datos ponen de relieve algunas diferencias generacionales. Por lo que respecta a la imagen del padre, los jóvenes de 18 a 30 años mencionan más que el resto jugar, conseguir recursos económicos y apoyar a los hijos, mientras que las personas de más de 65 años se inclinan en mayor medida que las otras edades por cuidar a los hijos enfermos y conocer sus horarios. En lo que se refiere a la imagen de la madre, mientras que los más jóvenes eligen en mayor medida dedicar tiempo a los hijos, conocer sus horarios, encargarse de sus necesidades y apoyarlos, los de mayor edad escogen más que el resto cuidarlos cuando están enfermos y conseguir recursos económicos. Se observa así que los menores de 30 años dan más importancia a la cercanía afectiva y el apoyo emocional a los hijos para ambos progenitores y los mayores de 65 años a cuidarlos cuando están enfermos. Es interesante resaltar que, tanto en lo que se refiere a las madres como a los padres, las personas de más edad más frecuentemente consideran que todas las actividades se asocian tanto a padres como a madres. Estos resultados muestran cómo se está transformando la imagen que la sociedad tiene de la maternidad y la paternidad, fenómeno que afecta a la propia autoimagen e identidad de las madres y padres.

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