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“Un aluvión de desechos humanos”: aproximación a un discurso xenófobo sobre los colonos extranjeros en la historiografía de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía

La creación ex novo de un conjunto de colonias agrícolas en el sur de la Península Ibérica por parte de la Corona durante el reinado de Carlos III contó desde un primer momento con partidarios y con no pocos detractores. Tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, la posibilidad de que esta iniciativa triunfase generó recelos en otras cortes europeas que también promovían iniciativas en la misma línea, no siempre muy exitosas, y que competían por atraer a ese mismo perfil de familias centroeuropeas que se trasladaron a España, del mismo modo que los sectores más reaccionarios de nuestro país recelaban de la posible difusión de las medidas ilustradas que se pretendía ensayar en esta colonización que acabaría siendo conocida como Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía. No puede extrañar, pues, la coexistencia ya desde un primer momento de discursos a favor y en contra de la iniciativa.

Con el horizonte puesto en tratar de garantizar su éxito y viabilidad, el gobierno español tuvo en cuenta numerosos factores. Entre ellos, la cuestión demográfica y poblacional, como no podía ser de otro modo, tuvo una significativa relevancia. Se fijaron una serie de filtros para la selección de los seis mil individuos alemanes y flamencos con los que se iban a poner en marcha esos establecimientos: en primer lugar, la nacionalidad (alemanes y flamencos, aunque posteriormente ampliado a saboyanos y suizos); en segundo lugar, la religión (todos debían ser católicos); en tercer lugar, la profesión (solo debían admitirse labradores y artesanos, evitándose oficios que los ilustrados consideraban entonces poco útiles para un espacio agrario); y en cuarto lugar, la estructura por edad y sexo (se establecieron cuotas por franjas de edad y sexo con el objetivo de implantar una sociedad lo más adaptada posible a las necesidades iniciales de una experiencia de este tipo). Sin duda, en la práctica resultó muy complicado que todos estos requisitos se cumpliesen íntegramente, no obstante, la documentación conservada demuestra que, en gran medida, se respetaron dichos filtros. A pesar de ello, desde mediados del siglo XX la historiografía que se ha centrado directa o indirectamente en el estudio las Nuevas Poblaciones ha tendido a reproducir, sin un análisis previo, buena parte de las tesis sostenidas por los detractores del proyecto; respaldándolas incluso con las críticas, muy puntuales, de los propios impulsores y gestores (dando lugar a una falacia de composición). De este modo, se han difundido y se siguen repitiendo no pocas exageraciones y falsedades que un estudio serio y profundo de la documentación de archivo permite desmontar fácilmente.

La adopción sin más, por parte de algún historiador hace ya algunas décadas, de los argumentos esgrimidos por los referidos detractores de la colonización ha tenido continuidad, salvo contadas excepciones, en una comunidad que prácticamente se ha limitado a repetirlos como si fueran hechos verificados y contrastados. Unos argumentos en los que resulta muy difícil no percibir tintes xenófobos dada la nacionalidad extranjera de la mayor parte de los primeros colonos. Somos conscientes de que en la mayor parte de estos casos se trata de una xenofobia involuntaria, pero también de que su plasmación por escrito contribuye a distorsionar el hecho histórico y a mantener esa visión negativa (sirva como ejemplo que un prestigioso investigador no dudara en calificar, sin ningún tipo de pudor, a esas familias centroeuropeas como “aluvión de desechos humanos”). Es por ello por lo que nuestro principal objetivo aquí, más allá de explicar el origen y evolución de estas manifestaciones xenófobas, consistirá en demostrar que este discurso historiográfico está profundamente sesgado y, por tanto, no es válido para un análisis del perfil de los primeros pobladores de estas nuevas colonias impulsadas por Carlos III.

Palabras clave

Colonización Agraria Edad Moderna Historiografía Xenofobia

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Hay 6 comentarios en esta ponencia

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      Esteban Cruz Hidalgo

      Comentó el 20/05/2021 a las 20:58:04

      Estimado Adolfo, interesante la ponencia y muy oportuna. Una cuestión, ¿se ligó este discurso xenófobo de identificar a los colonos con el ineficiente aprovechamiento de las tierras como parte el debate sobre la conveniencia de la pequeña propiedad frente a la gran propiedad de forma general? Saludos

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        Adolfo Hamer Flores

        Comentó el 20/05/2021 a las 21:02:56

        Buenas. Muchas gracias por su comentario. Tal y como formula en su pregunta, no. Eso habría supuesto poner en cuestión el propio proyecto y sus dirigentes no lo habrían consentido; su empleo y su prestigio iban ligados a que la iniciativa funcionara, mejor o peor, pero que funcionara. A lo máximo que se llegó es a responsabilizar a esos "colonos vagos" de no colaborar con la iniciativa, por lo que los gobernantes informaban de que expulsarían a esas familias. Ni que decir tiene que después de un planteamiento casi alarmista, a la hora de concretar resulta que se referían a unas pocas familias entre cientos y cientos. Un saludo

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      Juli Antoni Aguado Hernández

      Comentó el 20/05/2021 a las 18:54:34

      Me ha parecido muy interesante su ponencia puesto que plantea una temática de gran importancia en la actualidad por el incremento de discursos xenófobos que estamos viviendo en España, aunque no sólo en nuestro país.
      En el estudio que expone se observan discursos de rechazo de las personas extranjeras basados en estereotipos (vagos, ociosos, etc.) hacia los colonos centroeuropeos que son en cierta medida semejantes a las actuales a pesar de haber pasado más de dos siglos. En este sentido, más allá del origen de las personas que los sufren, ¿Cuáles considera que serían las principales diferencias con los discursos xenófobos actuales? Muchas gracias.

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        Adolfo Hamer Flores

        Comentó el 20/05/2021 a las 20:56:01

        Buenas. Muchas gracias por su comentario. El discurso xenófobo elaborado en el siglo XVIII y asumido sin crítica por un sector de la historiografía hace mucho hincapié en rasgos físicos y de disposición hacia el trabajo (al ser una iniciativa promovida por la Corona, darle un enfoque diferente se habría entendido como un cuestionamiento de la decisión real); básicamente se señalan y exageran, generalizándolos, elementos que impedirían trabajar y actitudes de rechazo al trabajo incluso pudiendo hacerlo (vagos). En la actualidad, considero que el discurso xenófobo, dejando de lado una clave de variedad racial que no estuvo presente en las nuevas poblaciones, tiene mucho de rechazo a compartir con extraños nuestros beneficios sociales o incluso a que los monopolicen sin aportar nada, supuestamente. Un saludo

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      Rodrigo Pousa Dieguez

      Comentó el 20/05/2021 a las 13:38:53

      Estimado profesor.
      Felicidades por su ponencia en especial por ofrecer ese ejercicio crítico tan necesario y que rara vez se ejercita. Y ofrecer una exposición bien contextualizada asequible a los poco doctos en el tema. Desde mi desconocimiento del tema y el ámbito territorial querría preguntarle cuál fue el mecanismo empleada para adjudicar los lotes de tierras a los colonos y los efectos de la puesta en explotación de estas tierras, si la economía de ese área presenta algún rasgo diferencial con respecto a las del entorno.
      Muchas gracias de antemano.

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        Adolfo Hamer Flores

        Comentó el 20/05/2021 a las 16:02:46

        Buenas tardes. Muchas gracias por su comentario. El sistema de reparto, en un inicio, se realizó por sorteo; los lotes de tierra ya preparados se sorteaban entre las familias que optaban a ellas. No obstante, la preparación de los lotes o suertes de tierra no fue tan rápido como la llegada de las familias por lo que acabaron adjudicándose las disponibles siguiendo criterios que a veces no conocemos porque quedaron en el pensamiento de quien dio la orden, y otras veces se trató de agruparlos en función de sus lenguas para que pudieran interactuar con sus vecinos mientras se adaptaban al nuevo país y aprendían la lengua española. En cuanto a los efectos de la explotación de las tierras, en cifras globales no tuvo mucho impacto ya que fue un territorio de poco más de mil kilómetros cuadrados. Lo que sí es cierto es que tierras que antes estaban incultas pasaron a estar cultivadas y pobladas desde el siglo XVIII hasta la actualidad. El principal problema estuvo en el procesamiento inquisitorial de su superintendente Pablo de Olavide, con el que se interrumpieron muchas de las medidas innovadoras en materia agraria e industrial que pretendía establecer en las nuevas colonias, lo que hace que la agricultura en esta zona se parezca mucho al entorno salvo por la circunstancia de ser "islas" en las que predominaba la mediana propiedad, poco habituales frente a la gran propiedad. Un saludo.

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