La danza en la escuela: contra la desigualdad y en pro de la transversalidad

Tanto en España como en distintos países de América Latina se ha comenzado en las últimas décadas a abordar una solución para que el alumnado interesado en la formación dancística pueda cursar en un único formato curricular los estudios generales y los artísticos. La solución, sin embargo, es a todas luces insuficiente por dos motivos: afecta solo al último tramo de la Enseñanza Secundaria (denominación que en sentido amplio abarca el Bachillerato), con cortes de edad diferentes en cada país; además, la formación dancística que se imparte no cubre ni mucho menos la que se recibe específicamente en los conservatorios, escuelas municipales de danza o academias especializadas. En la práctica, sigue siendo imposible que el alumnado que ha recibido solo la formación curricular pueda acceder con garantías a un grado superior o universitario de danza.

Pero las carencias son mayores en el caso de la Enseñanza Primaria y en el primer tramo de la Secundaria, en donde ni siquiera existe esta posibilidad, sino que el contenido de danza es asumido por las asignaturas de Educación Artística y Educación Física (en Primaria) o Música y Educación Física (en Secundaria). La bibliografía reciente revela, además, que la mayor parte del profesorado no imparte este contenido en la situación motriz que le corresponde, bien porque relega ésta en la Programación, bien porque la orienta a otros contenidos.

El objetivo de nuestra comunicación es proporcionar argumentos que contribuyan a cambiar esta situación que es injusta porque, por un lado, desprecia lo que las propias Leyes (en el caso español desde la LOGSE a la futura LOMLOE) indican y, por otro, supone un agravio de género. En efecto, gran parte del profesorado de Primaria y Secundaria justifica la escasa atención que se atribuye a la Expresión Corporal y a la Danza sobre dos bases: su falta de formación para impartir estos contenidos (lo que abre un debate no menos interesante) y la idea de que ambos no motivan al alumnado masculino. Expresado de otra forma, el profesorado que defiende este punto de vista está lanzando el mensaje de que estos contenidos motivan más a las alumnas que a los alumnos y que, por este motivo, pueden ser relegados. Independientemente de la falsedad que sustenta esta idea, su propia verbalización constituye una desigualdad intolerable a estas alturas del siglo XXI.

Así pues, gran parte de la presente ponencia se orientará a desmontar esta forma retrógrada de pensamiento. En este sentido, aunque son muchos los beneficios que la danza promueve en edades tempranas tanto a nivel personal como social, la ponencia se  ceñirá al papel que puede desempeñar, integrada en la situación motriz de Actividades Artístico-Expresivas de asignatura de Educación Física, para la implementación de la Estrategia Didáctica del Aprendizaje Basado en Proyectos, que favorece la transversalidad con otras asignaturas y la colaboración de distintos departamentos. Este papel se ejemplificará en el marco del tercer curso de Enseñanza Secundaria Obligatoria en España.

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