La escolarización domiciliaria tras el confinamiento: percepción de docentes en países europeos.

Educar en remoto ha supuesto un ingente reto de adaptación tanto para las instituciones educativas como para el profesorado, el alumnado y las familias. La conversión de un modelo presencial, en el que la tecnología educativa se intuía como un complemento y una herramienta necesaria a medio-largo plazo, generó un cambio de paradigma educativo internacional. La escuela como epicentro neurálgico del proceso educativo, integrador y democrático permutaba a una formación en línea condicionada por distintos sesgos producidos por el acceso a la tecnología, la competencia digital de familias, profesorado y el propio alumnado. En nuestra comunicación hemos comprobado como una setentena de informantes de 8 países europeos mostraban cómo las políticas educativas llevadas a cabo durante el confinamiento han arrojado resultados heterogéneos. Tres han sido los ejes sustanciales derivados de nuestra investigación. Un primer eje aborda la perspectiva del acceso a la tecnología educativa, en la que no todos los docentes y tutores encargados de la formación en remoto de su alumnado podían garantizar una competencia completa por su parte. En segundo lugar, el análisis de la competencia digital por los tres agentes implicados en el proceso. La competencia digital docente de quienes habían seguido planes formativos y de implementación curricular tuvo una adaptación al modelo no presencial menos traumática que quienes tenían la formación digital como asignatura pendiente. En segundo lugar, la competencia digital del alumnado, marcada por el trabajo previo y las políticas de integración de la pedagogía mediada por tecnología.  Un tercer agente, no menos importante, manifiesta que las familias han tenido que sobreponerse a aspectos como la conciliación familiar, la disponibilidad de medios digitales en los domicilios y la capacidad de acompañar al alumnado para el seguimiento y desarrollo de las tareas académicas. Un tercer punto de análisis ha sido el del ecosistema de herramientas digitales empleadas durante el confinamiento. Esta configuración de los distintos entornos personales de aprendizaje (PLE, por sus siglas en inglés, Personal Learning Environment) muestra actitudes marcadas por la intuición el profesorado y por la usabilidad de un número reducido de herramientas digitales que han convivido con medios analógicos como el libro de texto o las fichas de trabajo. A modo de conclusión, las familias consultadas se han mostrado críticas no hacia las acciones de los docentes como hacia las políticas educativas de las entidades gubernamentales que han improvisado tanto el nuevo escenario educativo como la regulación de la evaluación y accesibilidad del alumnado.

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