RESUMEN: Bajo el atractivo título, “Rebeldes a la República”, José Luis Murga, publicaba en 1979 un ensayo de gran transcendencia en la romanística española del s. XX. La obra referida es fruto del concienzudo manejo del contenido del bronce de Brutti (S.C. de Bacchanalibus) y del Libro XXXIX de la Historia romana de Livio, conduciendo al lector a la incontestable verdad histórica de la persecución y la represión del culto mistérico de Dionisos, muy popular entre los jóvenes romanos. Aun así, lo que hace que esta obra sea excepcional es su relato histórico-social.
Efectivamente, Murga al considerar la contestación juvenil, la religión y la reivindicación política como las grandes constantes sociales que transformaron la Antigüedad, facilita al lector culto o al investigador la comprensión de los hitos de una subversión social que, como se infiere de Livio, el Senado sofocó en los patíbulos. Una represión que, por otra parte, es una constante histórica en la antigua Roma, ya que cuando los cultos religiosos comprometieron el orden o la paz social, la civitas nunca dudó en emplear el recurso legítimo a la fuerza, piénsese, por ejemplo, en las Guerras judaicas y la Diáspora hebrea.
Sugiere Murga que, en la tradición greco-romana, el inconformismo está relacionado con las religiones de promisión. Pero, cuando son los jóvenes los disconformes con los viejos valores de la ciudad-estado helenística o romana, la subversión puede aflorar, resignada, con el nihilismo del desarraigo. Sin embargo, en este caso, la juventud reaccionó contra los arcanos esquemas públicos y privados que la postergaban, abrazando los ideales de renovación del orfismo griego, con la violencia social propia de las comunidades donde el ideal abstracto de Justicia es absolutamente ignorado por las élites.
Asimismo, los cultos mistéricos de la Antigüedad vislumbran una ideología acariciada por los filósofos helenísticos que, antes del cristianismo primitivo, se acercan al monoteísmo y preconizan la construcción de una sociedad pobrista, como solución utópica a la opresión de los poderosos. Algunos siglos después, Juan Crisóstomo o Agustín de Hipona tendrán un discurso parecido, al concebir el intercambio lucrativo de bienes como fuente de toda desigualdad.
Con todo, lo que resulta verdaderamente llamativo en el contexto histórico del SC. de Bacchanalibus y de su quaestio es que esa juventud que, a través de la Religión, desafía al Poder de los patres familiae y a los mores maiorum no es una juventud desarrapada o extranjera. Así es, el inconformismo de la Roma superviviente de Aníbal, victoriosa y ya deshumanizada, reservará el protagonismo de este pulso sangriento, con las oligarquías, a los jóvenes de las clases altas del s. II a. C.
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Naidú Duque Cante
Comentó el 21/05/2021 a las 17:56:04
Buenos días Francisco,
Felicitaciones por su presentación, la cual considero pertinente en relación con lo que sucedió antes y lo que sucede hoy en nuestras sociedades. Si bien en el contexto histórico en el que se ubica usted en su análisis la rebeldía juvenil se asocia a la religión por ser un elemento desencadenante y contestatario frente al orden establecido, ¿es posible asegurar que cada momento histórico ha tenido su propio factor desencadenante de esta rebeldía juvenil y que realmente lo que está detrás es simplemente una excusa para reaccionar contra unas reglas y autoridad que son contrarias a lo que quieren o piensan los jóvenes?
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Francisco José Tejada Hernández
Comentó el 21/05/2021 a las 18:35:11
Estimada Naidú, verá Ud., esta rebeldía de los jóvenes romanos indudablemente tiene tintes políticos y sociales a la luz de quien fue mi profesor de Derecho romano alrededor de del año 1988. Algo que yo suscribo, porque en nuestra sociedad occidental los factores políticos, jurídicos y religiosos se relacionan íntimamente hasta el pensamiento ilustrado. No en vano, en la Historia moderna se habla, en el caso de las monarquías autoritarias, de la “simbiosis entre el poder temporal y espiritual.
En el caso del “Rebeldes a la Republica”, de José Luis Murga, la represión juvenil de aquellos romanos es por abrazar un culto mesiánico que –precisamente– va contra los valores familiares y políticos del Estado.
Después del Siglo XVIII, esos movimientos quizá se desprendieran de su ropaje religioso; piense, por ejemplo, en las Revoluciones burguesas, en el Movimiento obrero, etc., para oponerse a lo que ya son factores políticos puros. Quizá, el más famoso de estos movimientos juveniles de la reciente Edad contemporánea, por su claro componente joven, sea el “Mayo francés”, de 1968, contra el presidencialismo de De Gaulle.
La cuestión de si hoy existe una rebeldía juvenil contestataria con razón o sin ella es ya una cuestión quizá opinable. Pero yo no dudaría de que sí, en la idea del maestro sevillano protagonista de mi ponencia, quien concibe la Juventud como un fenómeno universal, y que su rebeldía también se puede manifestar con una actitud nihilista. ¿Quién no ha sido alguna vez un rebelde a la República?
Agradezco su interés y muchas gracias por la cuestión planteada.
Francisco J. Tejada Hernández
Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla
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Alfredo José Martínez González
Comentó el 20/05/2021 a las 12:43:36
Querido Dr. (en Derecho Romano) y Maese (en lo estudiantil Filosófico y Literario) Francisco Tejada, no oculto la nostalgia que este video me ha causado:
Como bien sabes, aunque no discípulo doctoral pero sí como estudiante de Licenciatura, yo también tuve el placer de formar parte de aquellos alumnos que integraron las aulas del añorado Don José Luis Murga Gener. Recuerdo como si fuera ayer, cómo él me hablaba en los pasillos de la antigua Facultad de principios de los años 90 del pasado siglo sobre la rebeldía juvenil del siglo IV a.C., del contenido de los relatos de Anmiano Marcelino y cuál fue la preocupación por parte de determinados emperadores bajoimperiales (especialmente Teodosio y Honorio) por la actitud de aquellos jóvenes que se dejaron los cabellos largos, acudían a conciertos de miles de personas y usaron pantalones ajustados que trajeron los legionarios de Germania.
En este caso, dando las gracias a aquellos discípulos directos e indirectos por seguir la estela de este Maestro y animándoos a que sigáis profundizando en los paralelismos de este asunto que tan magistralmente él comenzó, te pregunto: ¿no crees que esa rebeldía juvenil que sigue siendo un fenómeno cíclico en el devenir humano debería estudiarse más en los planes de estudio de Derecho romano en las Facultades jurídicas? Al fin y al cabo, respecto de nuestro alumnado es nuestro cometido proyectar el conocimiento del pasado para comprender el presente y vislumbrar el futuro.
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Francisco José Tejada Hernández
Comentó el 20/05/2021 a las 23:55:59
La verdad es que sí, mi querido Alfredo, alguno de aquellos profesores de la Hispalense, a cuyas clases yo asistía hace una friolera de años, no diré cuántos, estaban quizá en una dimensión intelectual que difícilmente podría hoy igualarse. Estamos en el “aquí y el ahora” de una cultura tecnológica –tan al gusto de los jóvenes– que ha relegado a la lectura y a los lectores de los libros recién comprados, con su agradable olor de imprenta, a un plano insignificante en el panorama de la concepción que hoy se tiene de una enseñanza excesivamente tecnificada. Pues bien, en ámbito de una enseñanza universitaria como la de fines de los años ochenta y comienzos de los noventa –mi época de universitario– profesores como José Luis Murga iban muchísimo más allá del positivismo y el relato de las normas y la Jurisprudencia romana, para adentrarse en el plano de sus porqués sociales y políticos. Ese es –precisamente– el planteamiento del “Rebeldes a la República”. Una religión usada como reacción o contestación de los jóvenes (“niños bien”, a la romana) al sistema político establecido. Algo que se repite en la Historia y que en ocasiones –no fue el caso de los hechos de esta ponencia– consigue su objetivo de socavar las bases ideológicas del Estado. Piensa, por ejemplo, en el Movimiento de los Jóvenes turcos, un partido nacionalista que derrocó al Sultán otomano y gobernó el Imperio turco desde 1909 a 1918, o sin ir más lejos, en los acontecimientos del Mayo francés, de 1968, una revuelta Juvenil en toda regla contra De Gaulle. Pues bien, respondiendo a tu cuestión, querido amigo, quizá con el ropaje de seminarios dentro de determinadas asignaturas relacionadas con la realidad histórica del fenómeno juvenil deberían tratarse esas contestaciones políticas de la juventud. Sin olvidar que todo lo viejo no es malo por definición, y que cuando se entiende sistemáticamente aquello de que “cualquier tiempo pasado fue peor” rayamos el esnobismo vacío y corremos el riesgo de reavivar fracasos históricos inventando dogmas, no desde la razón, sino desde las pasiones de una sociedad donde los jóvenes no son los únicos descontentos.
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