El Arte en la Agenda 2030: una vía para integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la Política Económica

En esta comunicación exploramos el papel que ocupan las diferentes manifestaciones artísticas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (en adelante ODS). Ciertamente, el Arte, y la Cultura en general, son los grandes olvidados en la Agenda 2030. No obstante, la literatura ha señalado y expuesto una serie de potencialidades, competencias y actuaciones que, a través del arte, se asocian directamente con alguno de estos ODS.

El objetivo de este trabajo es exponer y presentar un mecanismo de estabilización del ciclo económico que puede ser dirigido a movilizar recursos para el logro efectivo de los ODS en la Agenda 2030. La hipótesis con la que trabajamos es que no se ha presentado ninguna propuesta funcional que explique cómo lograr estos objetivos dejándole el peso de este reto a los agentes privados. Dado el motor de la inversión privada es el ánimo de lucro, el cumplimiento de los ODS quedará supeditada exclusivamente a este fin. Tras realizar una revisión de la literatura sobre el tema, discutimos las propuestas y asociaciones planteadas y discutimos las debilidades para llevarse a efecto en el marco de la dinámica del sistema capitalista que guía a las empresas, proponiendo la figura del Estado como Empleador de Último Recurso como un pilar fundamental para el logro exitoso de los ODS en la Agenda 2030, y especialmente, de la inclusión del Arte asociada al cumplimiento de los mismos.

En lugar de establecer una estrategia de actuación donde el cumplimiento de los ODS quedan en un lugar secundario derivado del logro de un crecimiento económico que puede o no ser inclusivo ni sostenible, ponemos los ODS en el centro, con empleos directamente diseñados hacia su cumplimiento. Inclusión y sostenibilidad son características que históricamente han quedado fuera del crecimiento económico observado por las economías de cualquier país del mundo; y difícilmente pueden los agentes privados priorizarlas pese a la buena voluntad de éstos y el auge de la responsabilidad social corporativa. La institucionalización del Estado como Empleador de Último Recurso es un mecanismo que sí cumple ambas cualidades. Esta figura puede diseñarse para incluir todo tipo de manifestaciones y actividades artísticas, integrando de facto las Artes en un marco de actuación funcional donde la movilización del trabajo de los artistas, arteterapeutas y mediadores artísticos no se ve sujeta a la mera lógica del beneficio monetario, ligándola a objetivos macroconómicos como la estabilización del ciclo económico y sociales como el logro de los ODS de la Agenda 2030.

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