Transdisciplinariedad: Identidades y diferencias, géneros y sexualidades para una ética del reconocimiento y políticas equitativas
Norma Liliana Ruiz Gómez. Ps
Doctora en Humanidades con énfasis en Ética
Docente Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales (Colombia)
Docente Universidad de Manizales (Colombia)
Resumen
El capítulo propone un acercamiento transdisciplinar de las identidades y las diferencias en despliegue hacia los conflictos en lo diverso y en la diversidad, entre otros. Algunos de los conflictos en los que se focaliza el documento, son: las desigualdades entre los géneros y las sexualidades; necesarios de reflexión dentro de los escenarios de los desafíos filosóficos para pensar las diversidades desde las alteridades y las otredades. El documento avanzará desde la identidad, pasando por la diferencia, profundizando en los géneros y sexualidades y finalizará con una propuesta de una ética del reconocimiento de la diferencia narrativa simbólica y una política de la equidad de género.
Palabras claves: identidades, diferencia, género, ética, reconocimiento, política.
- Identidades personales e identidades colectivas
Para entender la identidad, los acercamientos epistemológicos y teóricos pueden hacerse desde distintas apuestas de las Ciencias Sociales. Igualmente, la noción de identidad ha sido estudiada desde la Filosofía. En este sentido, el presente apartado, se centra en el proceso de la identidad a través de las distintas miradas.
- Identidad desde las Ciencias Sociales
Así las cosas, la identidad desde la Psicología, es un proceso que se construye desde dos distintas posturas epistemológicas. Es decir, el proceso identitario se configura iniciando con un proceso subjetivo y se desarrolla en la intersubjetividad como se plantea desde el Psicoanálisis de Freud (1992) Lacan (1956), la Psicología Profunda (Jung, 1970. 1976, 1989, 1997, 1998, 2004, 2007; Jean Shinoda Bolen, 1994, 2002; Carol Pearson, 1992; Chinen, 1997; Pinkola, 2001). Por otro lado, la perspectiva epistemológica contraria, afirma que la construcción de la identidad en los seres humanos se inicia en una determinación sociocultural y se va desplegando hacia los procesos de asimilación en una proceso subjetivo, (Mead, 1968; Goffman, 2003; Blumer 1969). Desde este último ángulo, la Sociología del Conocimiento (Berger y Luckmann, 2001) y la Antropología y específicamente la Antropología Simbólica (Eliade, 1999; Durand, 1993) se sustentan en la misma perspectiva epistemológica de la intersubjetividad para el proceso mismo de la construcción de la identidad de los seres humano. Entrando en la Filosofía, en lo que sigue, se expone la apuesta que posee Paul Ricoeur (2003a, 2003b, 2004a, 2005) sobre el proceso de la identidad. El concepto de Ricoeur de identidad, se despliega a través de la narratividad.
- Identidad desde Paul Ricoeur
En la vasta literatura escrita por el filósofo Francés Paul Ricoeur, se encuentra el anuncio de la categoría de identidad en el libro en Tiempo y Narración III, Ricoeur (2003b) definida allí como:
El frágil vástago, fruto de la unión de la historia y de la ficción, es la asignación a un individuo o a una comunidad de una identidad específica […] El término “Identidad” es tomado aquí en el sentido de una categoría de la práctica. Decir la identidad de un individuo o de una comunidad es responder a la pregunta: ¿quién ha hecho esta acción? ¿quién es su agente, su autor? (Ricoeur, 2003b, p. 997).
Dentro de su análisis, la identidad como un sí mismo como otro, el sí refiere a la colocación del pronombre reflexivo que designa los pronombres personales. Mientras que el mismo, es entendido por Ricoeur (2003a) como una comparación entre contrarios: ”otro, distinto, diverso, desigual, inverso” (Ricoeur, 2003a, p. XII).
- Identidad desde Carl Gustav Jung
El psicólogo Suizo Carl Gustav Jung, despliega en su Psicología Profunda o Analítica, el concepto de personalidad, sin embargo para relacionar las distintas epistemologías y teorías, se retoma el camino que desarrollé en Ética de género: reconocimiento de la diferencia narrativa y arquetípica para entender la personalidad como sinónimo de la identidad.
Primero hay que decir que “la individuación no tiene otra finalidad que liberar al sí-mismo de las falsas envolturas de la persona, de un lado, y poder sugestivo de las imágenes inconscientes del otro” (Jung, 1997, p. 196). Dicha liberación implica la individuación, proceso de la integración de los arquetipos. A este proceso Jung lo llamó sí-mismo, que es el segundo momento para pasar del concepto personalidad al de identidad. Así pues, el sí-mismo según Jung (como se citó en Sharp, 1997) es el “arquetipo de la totalidad y centro regulador de la psique” (Sharp, 1997, p.179), lo cual se presenta como la construcción de la persona sin máscaras, a través de la unificación arquetípica. Tercero, por tanto cuando se analizan los arquetipos en general, esto constituye la construcción de la personalidad de los seres humanos y al ser la personalidad la construcción de la identidad en el camino de individuación. (Ruiz 2018, p. )
Como lo mencioné con anterioridad, el inconsciente personal, es la tópica donde se encuentran los deseos reprimidos Freud (1992). Además del inconsciente personal, Jung (2007), afirma que existen otros elementos que se hallan en el inconsciente colectivo. Estos elementos son llamados por el autor como arquetipos, los cuales los define como imágenes primitivas, remanentes de nuestros antepasados que poseemos todos los seres humanos, se expresan a través de la cognición y por tanto a través de los sentimientos; constituyen el inconsciente colectivo que es filogenético.
Jung (1997), dice que en cada hombre y en cada mujer, tienen en su psiquis los arquetipos ánima y animus. En los hombres está el ánima y en las mujeres el animus. En sus palabras cada “sexo lleva dentro de sí en cierta medida al otro sexo” (Jung, 1997, p. 33). “En este sentido, la igualdad entre los seres humanos, se fundamenta en las diferencias relacionales desde la vida psíquica de cada ser humano” (Ruiz, 2018). El ánima es un factor inconsciente que representa el aspecto femenino interno de los hombres y el animus es la representación masculina en las mujeres.
- La Diferencia
La categoría diferencia de acuerdo a Lyotard (1996), es lo negado y lo oculto, en Deleuze (2002) se da en la comprensión de más allá de la existencia de dos cosas o de una cosa con las expresión de lo múltiple o la pluralidad, con Derrida (2012) la noción de diferencia es lo otro, lo que es diferente.
Por su parte, los feminismos italianos, presentan distintas colocaciones para entender la diferencia. En primer lugar, hay una apuesta por una explicación semántica para explicar la diferencia como la capacidad que tenemos los seres humanos de significar y de significarnos (Muraro, 1996). Además de la anterior colocación, la diferencia se puede constituir en lo femenino ordenador materno simbólico que configura la conformación de nuevos sujetos femeninos (Lerussi, 2010)[1].
Otro planteamiento, se cimienta en considerar la diferencia como el antónimo de la igualdad. Esta es una postura epistemológicamente equivocada en la idea de que la desigualdad parte de la equiparación entre los conceptos de la desigualdad y diferencia. La diferencia era entendida para Aristóteles (1994) como la desigualdad, es decir utilizaba los dos términos como si fueran sinónimos, lo que llevó a esta equívoca relación antonímica hasta nuestros días.
Tal y como lo afirman (Amorós, 2005a, 2005b, 2005c; Femenías, 2000), la anterior sinonimia, representa poca comprensión sobre el concepto de la igualdad. Es decir, la diferencia es el antónimo de identidad y la desigualdad es el antónimo de la igualdad Di Nicola, 1991). La igualdad entonces, es una categoría que se reflexiona en lo político, mientras que el concepto diferencia es una reflexión ontológica Fraisse (2008).
Por tanto, se hace necesario entender a la categoría diferencia, desde el planteamiento de lo no idéntico y también de lo no inferior o no jerarquizable, en donde la diferencia se relaciona con la identidad y de esta manera se deconstruye la relación con la desigualdad, la discriminación y la opresión (Lerussi, 2010).
En síntesis, la diferencia es la capacidad relacional desde la significación del sí mismo en el reconocimiento del otro. La diferencia y la identidad son inseparables, ya que hay una relación de implicancia entre estas dos categorías. (Santos, 2009)
2.1. Género y Géneros
Uno de los despliegues más completos de la definición sobre el género, es la de Scott (1996) parafraseada por Ruiz (2018),
La cual tiene dos partes: en la primera se considera como elemento que constituye las relaciones sociales conformadas en las diferencias que distinguen los sexos y en la segunda, se comprende como una forma fundante de las relaciones de poder y dominación. Para la primera parte del género como una construcción cultural Scott (1996) propone, que la componen cuatro elementos que se interrelacionan. El simbólico, los conceptos normativos, el género en los aspectos institucionales y por último el componente de la identidad subjetiva. (p. 92)
De otra parte, Cazés, (1998), afirma que el género plantea el análisis de las relaciones entre los hombres y las mujeres, no sólo para las mujeres. Sin embargo hoy los estudios sobre sexualidades plantean una deconstrucción del binarismo del Sistema Sexo/Género, es decir; las personas no solo son hombres y mujeres, hay personas de géneros fluidos. Por lo cual, en este documento, se hace un avance de pasar de hablar de género como la categoría de análisis relacional entre hombres y mujeres, sino géneros, la categoría para analizar las relaciones de poder y de diferencias entre los hombres, las mujeres y otres; de esta manera se visibiliza la ampliación de la perspectiva científica, psicológica, ética y política.
- Feminismos de la igualdad
Luego del nacimiento del Feminismo en el siglo XVIII, los feminismos de la igualdad del siglo XX, tienen sus inicios de desarrollo en las décadas de los sesenta y setenta. Las corrientes de los feminismos de la igualdad de esa época se dividen en el feminismo liberal, el feminismo radical y el feminismo socialista. El feminismo liberal, reivindicaba la igualdad de oportunidades. El feminismo socialista utiliza el marxismo que se centra en las relaciones del sistema de producción y además en la opresión de las mujeres. El feminismo radical se centra en visibilizar y tomar autoconsciencia de la opresión de las mujeres dentro del marco del patriarcado.
- Feminismos de la Diferencia
Para Beltrán, E. Maquieira, V. Álvarez, S & Sánchez, C. (2008). En Feminismos Debates teóricos contemporáneos, existen tres vertientes de los feminismos de la diferencia: “1) el enfoque ético- psicológico de la diferencia y el pensamiento maternal; 2) la postmodernidad y sus ramificaciones feministas; y 3) los feminismos específicos que cuestionan la categoría de género como categoría universal” (p. 247).
Por otro lado, Flax (1995) plantea que en la primera ola de los movimientos de los feminismos, nacieron dos corrientes en las teorías feministas desde la categoría diferencia: la primera de la cual han abordado otras autoras como Carol Gilligan (1982) es el cuidado y las habilidades particulares de lo femenino. La segunda se centra en la construcción diferencial psicoanalítica, la cual amplia, renueva y profundiza para hablar de lo relacional en el género.
- La Sexualidad y el avance hacia las Sexualidades
La sexualidad es, un
Concepto históricamente construido y puede ser abordado por diferentes perspectivas, significados y contenidos. Por lo tanto, la comprensión de la sexualidad varía según el tiempo y la cultura en la que se inserta, por lo que es difícil obtener una visión única del concepto” (Wollmann, Martínez y Salva, 2019, p. 452) citado en Fernández (2020).
En este contexto, es necesario evidenciar que en la sexualidad, nace lo que se ha llamado, el sistema sexo/género propuesto por Gayle Rubín (1986), el cual construye un binarismo dentro de la sexualidad humana. Este sistema binarista, conlleva a cuatro distintas expresiones de discriminación hacia las personas. La primera es equiparar que un sexo corresponde a un género, lo cual sustenta los estereotipos de los roles de género (Glocer, 2016). Por tanto, en la realidad se genera una heteronormatividad en la cual las orientaciones sexuales diversas se convierten en expresiones que necesitan de manera forzosa entrar en el sistema dicotómico en los ámbitos, educativo, salud (Álvarez, 2000; Gasch., Gregori., Hurtado, Suess & Ruiz, 2020), económico, entre otros, o sea el sistema patriarcal. La tercera discriminación se visibiliza en las intervenciones quirúrgicas y hormonales sobre las personas con una biología intersexual. La cuarta discriminación es que el sistema binarista patriarcal heteronormativo, restringe además las orientaciones a la heterosexual, por tanto limita tanto las opciones de las realidades identitarias diversas como las relaciones que se encuentran fuera del sistema generando una discriminación frente a dichas diversidades. (Moreno y Pichardo, p. 147)
En resistencia al sistema binario (Alemán, 2002; Cabeza, M. H., Dávila, S. C., Torres, C. M., Mora, L. C., Mendieta, A. D., & Duarte Posada, L. K.; 2016); Contreras-Salinas, S., & Ramírez-Pavelic, M. 2016), nace la Teoría Queer, la cual se configura en una postura de la disidencia sexual y deconstruye las identidades binarias. La palabra queer al tener un significado de extraño, raro, torcido, se convierte desde la reafirmación disidente en la resistentica al sistema y reivindica los DDHH para las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas. (Butler, 1990, 2007, 2012)
Así, ser diferente se toma como una categoría de análisis para denunciar los abusos que se presentan desde la misma ciencia, ya que los textos científicos han sido por lo general elaborados por personas de género masculino, de raza blanca, de preferencia heterosexual, de clase media y de religión cristiana. Dejándose invisibles a otros colectivos como las mujeres, los negros, los indígenas, los homosexuales, los transexuales, los pobres, los musulmanes, los panteístas, y un largo etcétera. Es por ello que la Teoría Queer intenta dar voz a estas identidades que han sido acalladas por el androcentrismo, la homofobia, el racismo y el clasismo de la ciencia. (Fonseca y Quintero, 2009, p. 44)
En este orden de ideas, la sexualidad pasa de ser una sexualidad heteronormada (Colmenero, 2018), a ser expresión de distintas sexualidades que se constituyen en plural en disidencia de una sexualidad considerada normal. Por tanto, las sexualidades en plural se convierten en una dimensión que permite el estudio de las necesidades en la Salud Sexual y Reproductivas de personas con sexualidades diversas y la configuración de un sistema de Derechos acorde con las necesidades de las personas OSIGD. (Blasco Martínez, M. R., Bilbao Zuazua, G., & Molina Hita, H. J., 2016; Rangel Bernal, 2018); Romero & Muro Polo, 2016).
Por último es necesario evidenciar las relaciones que existen entre la atracción sexual, la atracción romántica y la atracción psicológica que componen el campo de las dimensiones de las orientaciones sexuales.
- Dimensiones de las sexualidades
Para hablar de las dimensiones de las sexualidades, es necesario ir más allá de las orientaciones sexuales. Las dimensiones son: el sexo, el género, las identidades de género, las expresiones de género y por último la orientación sexual. (MEN, 2016; Butler, 1990, 2007, 2009, 2012; Jiménez, & Rodríguez, 2017):
El sexo es la categoría biológica en la cual se integran los genitales, las gónadas con sus respectivas hormonas y la genética en donde se debe analizar la configuración cromosómica de cada persona. Por tanto, el sexo no solo se determina por los genitales al momento del nacimiento.
El género da cuenta de las construcciones culturales que se construyen en cada sociedad y cultura. En este sentido, en una cultura patriarcal se genera el sistema binario, que patologiza y discrimina las identidades y las orientaciones sexuales diversas.
La identidad de género se divide en cisgénero o trans, las personas cisgénero son las que se encuentran satisfechas con el sexo asignado al nacer, y su respectivo estereotipo de género, mientras que las personas trans no se sienten cómodas con el sexo y género asignado. Las personas trans, pueden ser transgéneros o transexuales (Missé, 2016; Alemán, 2002). Las primeras pueden o no hacerse tratamientos hormonales para sus tránsitos, las segundas se hacen cirugías de reafirmación sexual. No son cirugías de reasignación, ya que no es una asignación patológica, sino una afirmación completa de la identidad percibida por la persona.
Las expresiones de género son las perfomatividades con las que una persona quiere relacionarse con los demás, estas perfomatividades pueden darse, desde las feminidades, las masculinidades, expresiones no binarias y fluidas. (Butler, 1990. 2007, 2009, 2012; Gómez, A., & Gutierrez, N. (2020).
Por último encontramos las orientaciones sexuales, que se definen como la atracción física, romántica y emocional de un ser humano por otro. (Jiménez & Rodríguez, 2017, Blasco Martínez., Bilbao Zuazua, & Molina Hita, 2016).).
- Sectores LGTBIQ+ y Condiciones OSIGD
Dentro de las expresiones de los géneros y de las orientaciones sexuales, las más estudiadas hasta el momento se pueden agrupar en los sectores LGTBIQ. Dentro del movimiento social y político, se puede definir cada uno de los componentes de la sigla, de la siguiente manera:
- Lesbianas: el primer sector de la llamada comunidad, se refiere a la orientación sexual de las mujeres que sienten atracción romántica, sexual y psicológica por otras mujeres.
- Gays: se refiere a la homosexualidad, atracción romántica, sexual y psicológica de un hombre hacia otro hombre.
- Trans: son las condiciones de las transiciones que pasan las personas que no se sienten cómodas y pertenecientes al sexo asignado al nacer.
- Bisexualidad: gusto de una persona tanto por hombres como por mujeres.
- Intersexual: persona que nace con un sexo no definido.
- Queer: personas con performatividad fluida y con una actitud política de disidencia frente al sistema patriarcal, binarista, heteronormativo y heterosexual.
Las condiciones OSIGD es una sigla que refiere a las Orientaciones Sexuales e Identidades de Género Diversas, que no quieren ser estigmatizadas dentro de los sectores LGTBIQ. (Ripollés, 2018).
- Ética del Reconocimiento de la Diferencia Narrativa y Simbólica
Para la ética de género desde el reconocimiento a la diferencia narrativa y simbólica que se explicitará, se necesita de cuatro elementos: el primero una ética universalista (Benhabib, 2006), el segundo las éticas del reconocimiento de las diferencias (Etxeberría, 2000; Hegel, 1985, 2006; Honneth, 1997, 2010, 2011), el tercero la nueva ética de la Psicología Profunda (Newman, 1960), y el último la ética narrativa (Ricoeur, 2001, 2005).
- Ética desde las diferencias
Etxeberría, X. (2000), presenta múltiples análisis focalizados en: la ética de la diferencia sexual, la eticidad etnicidad, la colonización universalizante, lo racial como una construcción ética invisibilizada y las diferencias a tener en cuenta en los DDHH, el desarrollo de una ciudadanía intercultural, y las relaciones ente una ética liberal universalista o comunitarista contextualizada. Estos análisis evidenciados, son transversalizados por el principio de libertad, para configurar una ética incluyente de acuerdo con el eticista.
- Ética desde el Universalismo Interactivo
La ética desde el feminismo crítico, también conocida como universalismo interactivo que plantea Seyla Benhabib (2004, 2006a, 2006b) detalla que una teoría moral universalista con una mentalidad ampliada donde se reconoce la dignidad universalista del otro generalizado a través del reconocimiento de la identidad moral del otro concreto desde la perspectiva de lo contextual comunitarista. El otro generalizado se comprende como la persona que tiene los mismos derechos que nos – otros y el otro concreto, es la persona de un contexto y una biografía particular.
- Nueva ética desde la Psicología Profunda
El objetivo central de la nueva ética de Neumann (1969): es el reconocimiento del aspecto sombra inconsciente de la personalidad. Por tanto, en el proceso de la construcción de una ética desde la Psicología Profunda es necesario la conciencia de los elementos reprimidos del inconsciente personal y de los aspectos sombra del inconsciente colectivo. En este sentido, este proceso constituye además la integración de lo malo y lo bueno para una reflexión ético-moral. Ricoeur (2003c). . Estas dos apuestas éticas recuerdan a la frónesis aristotélica, en la cual la virtud moral se configura desde una postura intermedia entre el exceso y el defecto. (Aristóteles, 2000).
- Ética del Reconocimiento Narrativa
En el texto de Caminos del Reconocimiento, Ricoeur (2005) desarrolla su teoría de identidad narrativa desde el reconocimiento del sí mismo como se mencionó con anterioridad. En otras palabras, la narratividad de la construcción identitaria comienza con la diferencia entre el sí y el otro. Es decir la ética del reconocimiento narrativa en Ricoeur (2005), plantea el reconocimiento de uno mismo a través del proceso de reconocimiento de los otros como uno otro que se identifica en el reconocimiento de la identificación y diferencia del otro.
- Políticas Públicas con Enfoque de Género.
Una Política Pública, puede definirse de acuerdo con Sánchez (2015), como
El conjunto de herramientas que se usan para mejorar la acción del Estado y la cohesión de las sociedades, se convierten en el medio para que el Estado logre sus propósitos de propender por el bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población, según lo señala el artículo 366 de la Constitución Política de Colombia. (p.196)
Una Política Pública, debe contener al menos: objeto, población de interés, efecto, objetivo, ámbito espacio-temporal, recursos y soporte normativo. Tal y como lo plantean Falú y Massolo citado en Falú y Tello (2017): es necesario para realizar la línea base, partir de mapeos, donde se encuentren tres niveles de análisis: el ser, el tener y el estar.
De acuerdo a Sánchez (2015), las políticas públicas poseen tres dimensiones: estructura, proceso y resultado. En otras palabras, entender la política como estructura, conlleva a entender las Instituciones Estatales, mientras que la política como proceso da cuenta de la organización que hace los distintos sistemas políticos[2] y por último la política como resultado se focaliza en el desarrollo de políticas públicas.
La función de las Políticas Públicas para promover el bienestar de las personas de un Estado, requiere que se construyan con las Instituciones del Estado, la Academia y la Sociedad Civil. Por tanto,
Las políticas públicas, además de contribuir a resolver o a evitar problemáticas sociales, deben generar espacios en los cuales los diversos actores vinculados de una u otra forma con tales problemáticas redefinen sus problemas y experimentan soluciones. (p. 204)
Por último, decir que las políticas públicas son herramienta para el orden social, hace pensar en la integración entre la ética y la política. Según Villoro, “La ética política sin una ética que la justifique es fuerza ciega; la ética social sin un conocimiento político que la explique es ilusión vacía” (p. 45).
- Políticas para la igualdad de género (s)
Las políticas públicas de género tienen un proceso histórico evolutivo desde diferentes enfoques, en los cuales se expresan desde dos tipos como lo plantea García (2017): Enfoques oficialistas y los enfoques alternativos. Los enfoques oficialistas se encuentran en la gestión de los gobiernos dentro de los espacios oficiales, mientras lo enfoques llamados alternativos tienen su origen en las ONG´s y realizan una crítica a los enfoques oficialistas. Los enfoques oficialistas principales son: el Enfoque Asistencialista del Bienestar y el enfoque Mujeres en el Desarrollo (MED), el cual evolucionó en tres vertientes: MED de la Equidad, MED Antipobreza y MED de la Eficiencia. Las denominaciones de los enfoques alternativos son: Enfoque de Empoderamiento, Enfoque de Emancipación y Enfoque de Género en el Desarrollo. García (2017, p.5) citado en la Política Pública para las mujeres y equidad de géneros Manizales 2020 – 2030 (2019)
- Consideraciones Finales
El capítulo muestra un camino de comprensión de una de las diferencias (diversidades) más importantes para el desarrollo de las personas. Estas diferencias, nacen en el proceso de construcción de la identidad que permite comprender las distintas maneras de acercamiento a su análisis y las distintas colocaciones éticas y políticas que se han configurado históricamente tanto por las problemáticas filosóficas y políticas entorno de las categorías diferencia y desigualdad.
El proceso de interpretación sobre las desigualdades sociales, culturales, políticas y económicas entre otras, genera distintos movimientos feministas desde el siglo XVIII luego de la Revolución Francesa y ya en el Siglo XX han ido conquistando los derechos para las mujeres. En este contexto, en las décadas de los 60´s y 70´s del siglo XX, nacen los feminismos de las diferencias que ponen en el centro la visibilización de diferencias existentes en las personas.
Lo anterior, lleva a pensar en la comprensión sobre el concepto género como categoría de análisis dentro del marco del patriarcado y como categoría que se ha relacionado con las dimensiones de la sexualidad, instituyendo un Sistema Binario para las personas en exclusión de las sexualidades en plural, donde la pluralidad permite el conocimiento de las realidades de las cinco dimensiones de la sexualidad humana.
Así las cosas, presento una propuesta de ética del reconocimiento de la diferencia narrativa y simbólica que incluye: una ética del reconocimiento inspirada en Honneth (1997, 2020, 2011) y Ricoeur, 2005), con un enfoque de las éticas de las diferencias, específicamente la de Etxeberría. Además esta propuesta ética se articula con el universalismo interactivo de Benhabib (2006), con la perspectiva de la integración de la bueno y lo mano de la nueva ética de Newman (1960), para finalizar las implicaciones de esta ética con la construcción de las identidades narrativas a la manera de Ricoeur (2001, 2005).
El texto finaliza con una reflexión de las políticas públicas que pueden realizarse desde la apuesta ética anterior para configurar espacios con ciudadanía, cuidadanía, solidaridad y sororidad, equifonía o equidad en las representaciones, reconocimientos y redistribuciones de voz y voto tanto de hombres, mujeres y otres.
No obstante, quiero terminar estas consideraciones visibilizando la necesidad que se evidencia en la cotidianidad para construir espacios libres de discriminaciones, violencias, desigualdades, inequidades y toda expresión de las brechas entre los géneros en los espacios educativos. Por tanto, las investigaciones sobre una educación con enfoque de género necesitan que incluya y sea transversal a la formación de formadores, inclusión del enfoque en los PEI y los manuales de convivencia. Este proceso propuesto, necesita integrar: las relaciones diferenciales de los géneros, las relaciones de dominación, diversidades sexuales y de identidades de género, reflexiones críticas y transformativas sobre las masculinidades heteronormadas, heterosexuales y machistas, historia de mujeres en las distintas disciplinas y ciencias, pedagogías co-educativas, desarrollo de un lenguaje inclusivo y contenidos de convivencia y relaciones del nos-otros de maneras más dignas, amorosas y de reconocimiento, en nuestros contextos no solo familiares, sino educativos como se propone, que impacten lo social, cultural, económico y por supuesto estatal. (Martínez, 2016; Cantillo Barrios, L. 2015; Skliar, 2015; Galaz, Troncoso.,y Morrison, 2016; Genérelo, 2016; García & Gutiérrez, 2016; Garibello, 2018; Segura, 2020).
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[1] Esta mirada pone nuevamente una jerarquización entre las identidades de género como lo evidencia Cirillo (2002).
[2]Sánchez (2015) afirma: […], los sistemas políticos deben promover la igualdad, para lo cual las leyes que se expidan deben tener el carácter general, impersonal y neutral, al igual que se debe promover la cultura de la participación efectiva y de la meritocracia”. (pp. 200, 201). Esto muestra la limitación de tomar la igualdad desde la imparcialidad como lo proponía Rawls sin contar con las posibilidades de la equidad y sin tener en cuenta las diferencias contextuales del género y las interseccionalidades u otras condiciones diferenciales. Precisamente, es en las éticas comunitaristas y contextuales que pueden darse espacios de equidad para una iguadad de oportunidades.
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Rafael Nicolás Sánchez Puertas
Comentó el 23/06/2021 a las 17:40:21
Muchas gracias. ¿Cuáles podrían ser dos ejemplos históricos que muestren el constructo histórico de la sexualidad en esas épocas específicas?
Responder
Norma Liliana Ruiz Gómez
Comentó el 23/06/2021 a las 23:11:03
Buenas tardes, Rafaes
Quisiera que fueras un poco más claro al respecto por, ¿Cuáles épocas específicas estás preguntando? para ser clara en mi respuesta.
Responder
Javier Moscoso Cala
Comentó el 22/05/2021 a las 12:06:15
Estimada Norma Liliana:
Sólo una nota sobre bibliografía. "Subjects of Sex/Gender/Desire" es el primer capítulo de Gender Trouble (1990), de Judith Butler. Ánimo y ¡adelante con la revisión bibliográfica!
Saludos.
Responder
Norma Liliana Ruiz Gómez
Comentó el 22/05/2021 a las 16:59:29
Javier, dime cómo hago para cambiar el resumen para la publicación de la revista, por favor.
Responder
Norma Liliana Ruiz Gómez
Comentó el 21/05/2021 a las 22:30:46
Buenas tardes, Ingrid
Gracias por tu comentario y pregunta. De hecho también tengo uno para ti en tu ponencia que me gustó enormemente.
Te cuento que en el proceso de dirección con una enfermera en el Doctorado Formación en Diversidad, ella misma visibilizaba la necesidad de realizar un tejido epistemológico y metodológico entre las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales, Humanas y Humanidades.
Para contestar a tu pregunta, quiero contestarte con una frase de Genevieve Fraisse (2008), quien plantea que: la igualdad es un concepto político, mientras que la diferencia es un concepto ontológico, este es el punto central de la reflexión sobre una ética de género. Es decir, estamos mezclando lo político con lo ético, o sea, el estudio de las identidades y diferencias con las desigualdades. En otros casos, se compara la diferencia con la desigualdad y también hay una problemática en la poca articulación en la construcción de los conocimientos, entre lo biológico, lo psicológico, lo social, lo cultural, lo ético y lo político.
Responder
Israel Martínez-Nicolás
Comentó el 21/05/2021 a las 11:48:59
Hola, muchas gracias por su trabajo. Creo que se trata de un tema de mucha actualidad y que, afortunadamente, cada vez se trata más a menudo a pie de calle, pienso sobre todo en la cantidad de debates en redes sociales. Por desgracia creo que muchas veces eso se traduce en enfrentamientos entre diversas posturas de los feminismos aparentemente irreconciliables (se me ocurre por ejemplo el debate entre determinadas posturas del feminismo radical llamado transexcluyente y de los transfeminismos) ¿Cree que esto puede tener efectos negativos en la construcción de la identidad sobre todo de personas más jóvenes que se informan a través de las redes?
Responder
Norma Liliana Ruiz Gómez
Comentó el 22/05/2021 a las 01:39:48
Hola, Israel
Te agradezco tu comentario. En cuanto a tu pregunta, si, puede tener efectos negativos, ya que los discursos en las redes sociales no muestran las diferencias entre cada uno de los feminismos de la igualdad y los feminismos de la diferencias. Asimismo, algunas feministas radicales confunden la lucha contra el patriarcado y la focalizan en los hombres, son cosas distintas y esto hace que hayan discursos y prácticas violentas entre géneros. Por otro lado, hay mujeres feministas pro-abortos y otras que no lo son. Entonces, estos elementos si no se visibilizan adecuadamente, hacen que no solo las, los y les jóvenes caigan en contradicciones éticas y políticas, también las personas adultas y de la tercera edad.
Responder
Ingrid Zacipa Infante
Comentó el 20/05/2021 a las 18:21:15
Gracias por su presentación. Al escuchar su ponencia me hizo recordar a Viveros y Zambrano (2011) en la cual ellas plantean una crítica a la insuficiencia de la antropología feminista al concentrar el interés en la relación cultura-género en aspectos como la economía, la familia y los rituales. Y proponen enfocar la atención en “cómo se manifiesta y se estructura la noción de género a través de la cultura” (Viveros, M. V. y Zambrano, 2011, p. 145). ¿Ud. creería que a las disciplinas de las ciencias sociales se les extravió el objeto de estudio asociado con las identidades de género, al continuar replicando los referentes de género que ellas mismas critican?
Responder